Las heridas emocionales de nuestra infancia, quedan grabadas en lo más profundo de la mente inconsciente y de la memoria emocional, por eso es tan difícil sanarlas y dejar de repetir ciertos patrones.

La herida del rechazo es una herida que se va generando lentamente desde que somos muy pequeños. Y no tiene que ver con que nos hayan dicho que no cuando queríamos seguir jugando y tocaba irse a dormir, o que no nos dieran más caramelos.
Esta herida suele aparecer cuando la niña o niño necesita el abrazo o soporte emocional de mamá o papá y estos no se lo dan cuando él/ella lo necesita. Como por ejemplo cuando llega del colegio llorando por algo que le ha pasado y en casa le dicen 'venga si tampoco es para tanto, anda deja de llorar'. O cuando la niña(o) va donde mamá o papá porque quiere jugar, pintar o hacer alguna cosa con ella/él y la respuesta que recibe es 'ahora no cariño que estoy ocupada(o)' o 'que no vez que estoy haciendo otra cosa ahora? ve a jugar tu sola(o) con tus juguetes'. Si esto sucede unas pocas veces y muy a lo lejos, probablemente no tendrá consecuencias, el problema es cuando ha sido lo recurrente y habitual durante gran parte de su infancia, sobre todo en la primera infancia, de los 0 a los 6 - 7 años.
Otra situación frecuente en la que se puede producir una herida de rechazo es cuando nace un hermano menor antes de que el niño(a) haya cumplido los 3 años. Pues hasta los 2 - 3 años de edad, los niños viven la relación con mamá como si fueran una unidad, pues su cerebro no ha alcanzado el desarrollo suficiente para darse cuenta que ella/él y mamá son unidades separadas, eso recién ocurre hacia los 3 años. Se puede observar cuando un niño(a) ha alcanzado esa etapa, a la que C.G. Jung llamó la etapa de individuación, que es cuando aparece el YO en su lenguaje, esa edad en la que los niños repiten y se refieren todo el tiempo a yo, mío, mía, mi, a mi. De forma que si una madre tiene otro bebé antes de que su hijo haya alcanzado esta etapa, hay un alto porcentaje de probabilidad de que el hijo mayor genere una herida de rechazo, pues en su inconsciente lo percibirá como que le extirparan una parte de sí, que es mamá, pues además ella ya no estará para él/ella siempre que la necesite, pues ahora le estará prestando más atención al otro bebé. Esto es lo que los adultos suelen llamar los celos o envidia por lo hermanos menores, pero nada más lejos de la realidad, pues a esa edad tan temprana los niños aún no han aprendido esos conceptos, que son una forma demasiado simplista de interpretar emociones y sentimientos mucho más profundos y complejos.
Y aquí también será muy significativo los pensamientos, las emociones y sentimientos que tenga mamá. Pues si se siente agobiada por tener que hacerse cargo de dos hijos pequeños (o incluso puede suceder cuando es uno solo) que no llega para todo lo que tiene que hacer, que no tiene tiempo para sí misma, que la maternidad le ha privado de libertad, etc, lo que estará haciendo inconscientemente esa madre es rechazar a su(s) hijo(s), aunque lo(s) quiera mucho, lamentablemente ese tipo de pensamientos y sentimientos, mueven y generan energías de rechazo, porque en el fondo (escrito en tinta invisible) está el sentir que estaría mejor sin el/los hijos, pues tendría tiempo para hacer sus cosas.

Por otro lado tenemos los casos en los que la mujer al enterarse que está embarazada siente que el bebé que lleva en el vientre 'viene en un mal momento' o 'es un error' o que sea el padre del bebé quien no desea ese hijo(a), o se plantean y hablan de abortar. Todo esto, se grabará como información de rechazo en ese ser que se está gestando, aunque el día de mañana sea un(a) hijo(a) querido y amado. Pero el haber 'mamado' esas emociones y pensamientos de mamá en el vientre, le llevará a que se sienta rechazado(a) por cosas y situaciones que quizás nadie más verá ni entenderá, lo que con el tiempo y los años, se traducirá en problemas en sus relaciones personales, comportamientos de celos, de victimismo, de baja autoestima y un largo etc.
Otros ejemplos de los casos antes descritos los podemos ver cuando hay 2 o más herman@s que vivieron con los mismos padres, recibieron las mismas atenciones y cariño, sin embargo, hay uno de ellos que a menudo se siente rechazado, desplazado apartado del grupo y nadie entiende por qué, y es que cada ser y cada alma tiene una sensibilidad y una percepción única, personal y subjetiva, que está relacionada con sus procesos mentales y emocionales, los que a su vez se han configurado desde el vientre materno y a partir de las emociones y sensaciones que mamá vivió y sintió durante el embarazo y los primeros 2 - 3 años de vida de su hijo.
Volviendo al ejemplo anterior, si con el tiempo quienes están en su entorno empiezan a decir que él/ella siempre se aisla, que no se integra, que es tímida(o), que le cuesta relacionarse, que es demasiado sensible, etc, todo eso irá aumentando y agravando aún más la herida del rechazo, pues estas frases se van grabando en su mente y en su corazón, de manera que acabará actuando y comportándose de esa forma porque es como le han dicho que era. Nunca se debe subestimar el poder y el impacto a largo plazo que pueden causar las frases y palabras dichas a un niño. Así, cuando llegan a la adultez, todas las cosas que han vivido, sentido, pensado, escuchado y visto serán las que mantengan la herida del rechazo abierta y sangrante.